No es la primera vez, es la segunda. Pero hoy estoy impactada. Sé que esto ocurre, sé que a mucha gente le ocurre, sé que te deja bloqueado, sé, sé, sé. Pero para mí es la primera vez y estoy tocada, muy tocada.
Esta semana ocurrió. Hoy he ido, iba a ir, pero hoy con más motivo, tenía que ir.
Hay algo que no puedo quitar de mi cabeza, que nunca podré quitar de mi cabeza. Lo veré siempre, me acompañará siempre: su mirada perdida.
Todavía estoy en estado de shock, no sé, estoy como si esto fuera un sueño del que voy a despertar. Pero no, es real, si despierto encontraré lo mismo.
Sé que esto le ocurre a muchas personas, sé que no es nuevo, sé que es un caso más. Sé, sé, sé. Pero para mí es la primera vez. Sé que esto es la recta final. No sé si esa recta será larga o muy corta, no lo sé. Pero sé que es dura, muy dura.
Lo he mirado a los ojos. Y he visto una mirada perdida. He visto una mirada ausente. No he visto miedo. Él nunca ha tenido miedo. Él es, siempre lo ha sido, una persona fuerte. Siempre será una persona fuerte. Pero hoy estaba asustado. Es humano estar asustado.
Mientras comíamos, yo lo miraba. Y solo encontraba esa mirada, esa mirada ausente. Quería tenderle mi mano, quería salvarlo, pero no podía. No sabía.
Estaba ahí, tan indefenso. Tan vulnerable. Un hombre encorvado, doblegado por la vida. Encogido. Tan pequeño ahí sentado. Con su mirada perdida.
Durante todo el viaje de vuelta, solo podía pensar en una cosa. Solo una imagen llenaba mi mente. Quiero que esa imagen siempre esté ahí. Necesito que siempre esté ahí.
Veía a un hombre joven, sonriente, fuerte. Un hombre alto, delgado, guapo. Sobre todo un hombre alto, delgado, guapo. Vestía una camisa a cuadros. Estaba sentado en el quicio de una puerta, sonreía a la cámara. Yo estaba sentada a su lado; pequeña. Él me protegía. Era el hombre más guapo del mundo. Era realmente guapo. ERA, ES, MI PADRE
Ahora estoy llorando. Necesito llorar. Quizá pronto no estará. No sé, quizá no. El destino es implacable, no hay marcha atrás.
Quiero recordar siempre la imagen de aquel joven. Quiero olvidar la mirada perdida