sábado, 13 de agosto de 2016

Carta a mi padre



Hoy es tu cumpleaños, papá. El primero sin poder felicitarte. La vida sigue, y como cada 13 de agosto, ya han llegado las fiestas a Galilea. En este momento estoy escuchando la música de la charanga, y los críos que ya alborotan por la calle. Dani ha llegado hace un rato, está contento porque se va a disfrazar de tractor. Es uno que mola mucho; se lo ha hecho Lidia con una caja de cartón, pintado de verde, con la marca John Deere, la rejilla en el frontal, las luces, la matrícula, y hasta la señal para la limitación de velocidad. Un tractor como el del abuelo. ¡Jo cómo mola tía!, me decía ayer.

Lidia e Irene están durmiendo. Ya sabes que ellas han apurado hasta bien entrada la mañana para volver a casa a dormir.

Estamos todos aquí. No hemos querido dejar sola a mamá. Estas fiestas eran diferentes a todas las anteriores, y ella no estará sola. En realidad no ha estado sola desde que tú no estás. Quizá te sorprenda saber que yo estoy aquí. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que no estoy en verano en el pueblo, veinte, veinticinco años?, no lo sé, pero muchos. Estoy aquí todo el mes de agosto. Necesitaba estar con ella, hablar, sentirla cerca, acompañarla, tranquilizarla. ¿Sabes una cosa? Hace unos días me decía: “si tu padre te viera, que estás aquí todo el verano, con la de años que hacía que no estabas, qué contento se pondría”. Yo no le contestaba, pero pensaba: “seguro que lo sabe, tiene que saberlo”.

Es igual que le pasa a Dani. Te lo voy a contar. Cuando va a la viña, trae unos racimos de uva y baja a colocártelos junto a las flores. La abuela le preguntó porqué te los ponía y él respondió: “para que el abuelo los vea y sepa cómo están las uvas”.
_ ¿Y si no los ve? le respondió mamá.
_ No importa, ya los veo yo, y a mí me parece que él sí los ve.
Es un trasto, pero un amor. Ya lo sabes.

Hoy vamos a ir a hacer un rancho, hay concurso y seguro que el nuestro será el mejor. Mamá no quiere pero seguro que después se anima. Sus nietas la llevarán para que nos haga de cocinera jefa; bueno, cuando se levanten de dormir.

Estos días he recordado tu mayor preocupación en las últimas horas de conciencia que tuviste. Sólo te preocupaba ella. ¿Ahora qué va a pasar con tu madre?, le dijiste a mi hermana.
Ella está bien. La arropamos muchísimo. No va a estar sola nunca. Este verano a su lado es lo mejor que he hecho en toda mi vida. Siento no haberlo hecho cuando tú todavía estabas, pero también sé que me perdonarás, y que si estás ahí, estarás sonriendo.
Me pasa un poco como a Dani. Quizá te has marchado y ya está, pero si yo veo que estamos con ella, pienso que igual tú lo ves también.

Bueno papá, son las fiestas y vamos a divertirnos un poco. La vida sigue y es lo que tú hubieras querido.

Hoy 13 de agosto es tu cumpleaños. Felicidades, aunque tu tiempo se paró. Todos te recordamos, y te aseguro que aunque no te veamos, estás con nosotros sentado a la mesa.

Te quiero