Hace unos días, paseando por la ciudad, algo que me gusta
hacer habitualmente, pasé junto al Puente de los Gitanos. Este puente sobre el
río Huerva, a la altura de las calles San Juan de la Cruz y Juan Pablo Bonet,
siempre me recuerda mis primeros años en Zaragoza. Y cuando cruzo sobre él,
siempre giro la cabeza hacia el edificio que hace ya unos 20 años construyeron
sobre el río. Es un edificio de pisos, con una plazoleta delante. Pero mi vista
no va hacia él porque sea un edificio bonito, ni feo. Es simplemente un lugar
más donde viven personas. Mi vista va hacia él porque siempre que paso por allí
recuerdo mis primeros años en Zaragoza, y sobre todo el bar, o tasca, donde tan
buenos ratos pasé. Ese lugar se encontraba allí, en un pequeño espacio ocupado ahora
por un edificio de pisos. Y como nunca he vuelto a escuchar hablar de él, a
veces he pensado que quizá no existió nunca. Por eso mi vista busca un resto,
una sombra, algo que todavía siga allí para confirmarme que aquel lugar
existió.
Se encontraba cerca de la Universidad, en la callecita que
sale perpendicular al Puente de los Gitanos. Desde aquellos años tan lejanos a
veces, y tan cercanos otras, nunca más he vuelto a escuchar hablar a nadie del
Tócame Roque. Este era el nombre de un lugar que hasta cierto punto fue mítico
en aquellos años.
El Tócame Roque era un bar levantado sobre el río Huerva.
Tenía los mejores bocadillos y las mejores jarras de cerveza de la ciudad. Pero
yo nunca he sido de mucho comer y aquellos bocadillos me podían. Aunque en mi
memoria todavía quedan imágenes del
chorizo y la longaniza a la brasa, las ensaladas eran bestiales, y los
caracoles a la brasa. ¡¡¡¡Dios qué caracoles a la brasa!!!! ,eran casi pecado.
Creo ver todavía el techo de cañizos, y la terraza
sobre el río. Las noches de verano eran increíbles cenando en aquella terraza.
El río pasaba por debajo, y atraía a todo tipo de bichos voladores, sobre todo
mosquitos. Pero el ambiente era para quedarse toda la noche, y algunas noches
fueron memorables, a pesar de que entonces todos estábamos secos y compartíamos
lo que se podía hasta que se acababa el dinero que entre todos acumulábamos en
el bolsillo.
Cuando terminé mis estudios, me fui a otra zona de la
ciudad, y deje de frecuentar el Tócame Roque y a las personas con las que compartí aquellas veladas. Cada uno seguimos nuestro camino, como ocurre siempre tras los años de estudios, locuras, y buenos ratos. Hasta que un día al pasar por el
Puente de los Gitanos vi que estaban construyendo un edificio. Recuerdo que me
acerqué y conseguí hablar con alguno de los trabajadores de la obra. Le
pregunté qué había sido del Tócame Roque. Se encogió de hombros y me respondió
qué era eso. Yo le dije que era un bar que estaba allí, y su respuesta fue que
se habría derruido como todo lo demás.
Desde entonces, siempre que cruzo sobre el Puente de los
Gitanos giro la cabeza para mirar hacia allí. Busco un resto, una piedra,
algo que me confirme que una vez existió y estuvo allí el Tócame Roque.
¿Es que nadie más lo recuerda? Era cutre, pero era auténtico,
y era mítico.
Hoy, no se muy bien cómo, me han venido a la mente esos pinchos y ese chorizo a la brasa del Tócame Roque. ¡Que ricos estaban y que pena que ya no estén!
ResponderEliminarPues sí José Miguel, una pena. Aunque si Tócame Roque todavía existiera seguro que lo cerraban. Era auténtico y genial, pero hoy en día no pasaría la legislación.
ResponderEliminarQué tiempos aquellos en los que se podía disfrutar sin tanta restricción
Yo era uno de los dueños y lo tive 19 años y si lo hecho en falta no ha habido otro como ese y no lo habra muchas gracias por crear el blog
ResponderEliminarNosotros íbamos todas las semanas y lo recordamos con mucho cariño. A nuestros hijos le hablamos de él y lo añoramos.os recordamos con mucho caro.
EliminarTu eres el de Albero?
Fausto, enhorabuena y gracias. Hacías posible que unos chavales de 16 años pudieran tomar algo a precios asequibles sin necesidad de hacer botellón. No necesitábamos mucho más. Algo de picar y unas jarras de cerveza o de sangría. Aquellas tostadas de pan con aceite y ajo... las recordaré siempre.
EliminarYo era uno de los dueños y lo tive 19 años y si lo hecho en falta no ha habido otro como ese y no lo habra muchas gracias por crear el blog
ResponderEliminarMe alegra hablar con una de las personas que hizo posible aquel lugar. A veces no todo la nuevo es mejor,aunque saber que un lugar así no podrá repetirse te permite guardar los recuerdos como algo único.
EliminarEs un placer hablar y dialogar esto mi padre era uno de los fundadores y propietarios y ahora ya no esta pero me hace sentirme bien el que se recuerde ese merendero mi padre era fausto y era el que siempre estaba en la plancha muchas gracias lourdes crei que tengo alguna foto del interior con mi padre y mi tio pero no se como subirlas
ResponderEliminarTu padre, Fausto, hacía posible que unos chavales de 16 años pudieran tomar algo a precios asequibles sin necesidad de hacer botellón. No necesitábamos mucho más. Algo de picar y unas jarras de cerveza o de sangría. Aquellas tostadas de pan con aceite y ajo... las recordaré siempre. Y el buen rollo y buen ambiente que había allí. No hacían falta lujos. Siento no poderle dar las gracias, pero recíbelas tú. Seguro que era una gran persona.
EliminarLo recuerdo. Estuve allí tomando jarras de barro de vino y de cerveza y comienzo bocatas y chorizo a la brasa. Había un camarero que luego estaba en la Tía Petaca de la calle María Moliner. Tenía tb una parte de terracita al aire libre. Dentro lo recuerdo dividido en reservados separados. Daría algo por poder ver alguna foto del local.
ResponderEliminarYo tengo vagos recuerdos de una barra de madera tosca en la terraza y unas maravillosas tostadas de pan frotadas con ajo y regadas generosamente con aceite de oliva que resucitaban a un muerto.
ResponderEliminarOstras. sí! Aquellas tostadas de ajo y aceite... Inolvidable.
EliminarAnda que no fuimos veces cuando ibamos al Calasancio Luis...
EliminarHola si puedo poner alguna foto del local las subire y les comunico mi padre era el dueño junto con mi tio evidentemente no habra otro como ese lo han intentado pero imposible
ResponderEliminarSI NENCONTRE LAS FOTOS LAS SUBIRE , SE CERRO POR QUE EL ENTONCES ALCALDE SEÑOR TRIVIÑO , JUNTO CON PALLAS QUISIERON HACER EL EDIFICIO QUE HOY ENM DIA ESTA ALLI , SE PELEO A CAPA Y ESPADA PERO FUE IMPOSIBLE HABIA MUCHA MANO AHI Y FUE UNA COSA IMPOSIBLE SUBIRE UNAS FOTOS PERO LA VERDAD NO SE COMO HACERLO SALE MI PADRE CON UN PÈRRO PASTOR QUE TENIAMOS QUE SE LLAMABA GITANO ;; LA VERDAD SE HECHA MUCHO EN FALTA UN ABRAZO A TODOS LOS QUE ESTUVIERON ALLI POR QUE MI PADRE EN AQUELLOS AÑOS FUE MUY FELIZ Y SE DISFRUTABA UN AMBIENTE MARAVILLOSO
ResponderEliminarEL CAMARERO DE LA TIA PETACA ERA JOAQUIN , TAMPOCO DEBE DE ESTAR YA HACE MUCHOS AÑOS QUE LE PERDI LA PISTA ERA UN BUEN TIPO , SALUDOS
ResponderEliminarMI PADRE ME CONTO VARIAS HAZAÑAS DE ENTONCES QUE YO CREO QUE NO HABRA OTRO SITIO QUE HAGAN ESO NUNCA SE LLEGARON A VENDER UN SABADO 450 CAJAS DE COCA COLA , O SEA NO CREO QUE HAYA OTRO SITIO EN ZARAGOZA QUE PUDIERA VENDER ESO JAJAJA O SEA UNA LOCURA
Buenas noches. Yo nací en la calle Viva España que estaba muy próxima al Tocame Roque. Me acuerdo perfectamente de la taberna. Cuando yo era pequeño y según mis recuerdos este merendero se montó en lo que llegó a ser alguna fábrica. Junto con mis amigos, antes de su inauguración, recorrimos las riveras del Huerva desde una antigua fábrica de tintes y de tejidos? hasta Sopesens, que era un centro que vendían plantas, etc etc. Calle La Luz, Porvenir....jajaja, la prehistoria. Lo recuerdo perfectamente porque iba a merendar con mi novia los domingos después de jugar al fútbol en la regional aragonesa y con "perricas" frescas después de recibir la prima por ganar el partido. Muy buenos recuerdos del sitio.... con una decoración que hoy no pasaría los controles contra incendios, a base de cañas, más cañas y más cañas. Gran sitio y muy buen ambiente. Un saludo a todos que vivimos aquélla maravillosa época.
ResponderEliminarEstaba buscando información sobre el Tócame Roque para un relato que estoy escribiendo y he encontrado esta maravillosa página que casi me ha hecho llorar. Tengo 60 años así que esto me ha hecho viajar hasta los 17 o menos. Estupendos recuerdos con buenos amigos en un lugar como no ha habido otro. Ambiente divertido, bocadillos buenísimos y económico. Como apuntáis, en efecto, hoy no pasaría una inspección anti incendios pero ¡qué bien lo pasamos! Como curiosidad, os comento que mi padre fue camarero en el antiguo Espumosos, el auténtico, el del Paseo de la Independencia y yo he estado de muy pequeño por dentro, en la gran cocina, en la enorme cámara frigorífica, viendo como mi padre hacía helado artesanal; más tarde, con dos socios, abrió el primer bar de la avenida América. En fin, hora de volver al ahora y seguir escribiendo. Un saludo para todos, se os nota que sois gente muy maja.
ResponderEliminarEra mítico, sí. Yo estuve pocas veces, pero mis amigos, algo mayores, sí lo habían frecuentado. Me ha pasado un poco lo que tú cuentas ahí, me he acordado hoy del merendero y he venido a la red a bucar algo. No hay mucho, la verdad. Gracias.
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