miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 de septiembre, y ya 12 años


Hace 12 años, un día como hoy 11 de septiembre, ocurrió una de las mayores barbaridades que el ser humano puede llegar a tramar. Pero ese mismo día, el 11 de septiembre de 2001, hace 12 años, ocurrió otro acontecimiento que a mí me apenó muchísimo. Ese día murió María.

María era una persona extraordinaria, era una gran persona. Pero no una gran persona como tantas otras que también lo son. María era muy especial, era algo único que yo tuve la gran suerte de conocer y de disfrutar. Ella era un diamante. A su lado todo el mundo se sentía feliz. Nunca, durante los años que estuve cerca de ella, la escuche hablar mal de nadie, nunca la escuché criticar a nadie. Y tampoco escuché a nadie hablar mal de ella porque eso era imposible. Era una mujer que nunca pedía nada, pero lo daba todo. Ni siquiera durante los años en los que su enfermedad la ahogaba, se quejó nunca. Ella sabía aceptar la vida tal y como venía, y nunca se sentía desanimada por la adversidad. Y si se desanimaba, porque María también era humana, nunca lo dejaba entrever para que nadie a su alrededor se sintiera mal. Su muerte me hizo sentir un vacío como nunca desde entonces he sentido.

María era mi suegra, y con ella se fue la luz, pero en el firmamento brilló una nueva estrella sobre la que ella estará sentada.

Te quiero María, 12 años ya pero no te he olvidado

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