miércoles, 23 de octubre de 2013

Basta ya de oportunismos



Cito fuentes del periódico El País: El Banco de España da por acabada la recesión más larga en democracia: El supervisor del sector financiero estima que la economía creció un 0,1% entre julio y septiembre, tras nueve trimestres en retroceso.
Me indigna esta fiebre de optimismo desbordado con el que hoy nos están bombardeando en todos los medios de comunicación. Me indigna la rotundidad con la que el Banco de España da por cierto y seguro algo tan débil. Y me indigna, no porque esté en contra de que la recuperación llegue por fin, que por supuesto la deseo. Me indigna porque no sé a quién se pretende engañar, o qué se nos pretende vender. ¡Bueno, puedo imaginarlo!
En primer lugar, todo buen analista debe saber que para afirmar con rotundidad este o cualquier otro dato económico, debe observarse una tendencia continuada durante un periodo de tiempo más o menos prolongado. La cifra de un crecimiento de un 0,1% en un trimestre, tras nueve trimestres en retroceso, no cumple ni mucho menos con la norma.
En segundo lugar, me indigna escuchar la noticia como si este levísimo repunte puntual hubiera solucionado de golpe todos los problemas que acucian a este país. Como si todos los miles de personas que se encuentran en una situación desesperada hubieran encontrado de golpe la panacea para todos sus males, y ya no tuvieran que quejarse por nada. Y es que me preocupa que la euforia que se quiere transmitir, termine convirtiendo a miles de personas en proscritos, por no decir en un estorbo. Cuando en realidad, el principal objetivo debería ser el de crecer para que todos ellos vuelvan a integrarse en una sociedad donde se sientan dignos y respetados.
Y cuando hablo así me estoy refiriendo: a los cientos de desahuciados de sus casas; a las miles de personas que han pasado de tener un plato en su mesa, a tener un hueco en la mesa de la casa de caridad; a los miles de padres que conservando todavía su casa y su plato, tienen que mirar a sus hijos con tristeza porque ya no hay ningún ingreso, y no saben durante cuánto tiempo podrán mantener esa situación; a las miles de personas que viven angustiadas porque el desempleo los ha alcanzado, y por su edad o por sus circunstancias solo reciben un no por respuesta ante su búsqueda incansable; a los cientos de personas que se están viendo obligados a pedir una limosna en la calle, en esa calle por la que hasta hace unos meses ellos paseaban del brazo o de la mano de su mujer o de su marido en una tarde de domingo, sin imaginar que un hueco en la misma les estaba reservado; y a tantas y tantas personas que por uno u otro motivo han caído en la redes de lo que llamamos crisis, fraude, etc, etc.
Y todo esto es lo que me indigna cuando hoy escucho lanzar las campanas al vuelo tan alegremente. Porque no tengo ninguna duda de que esta noticia es en realidad una estrategia muy oportunista por parte de un gobierno que ha demostrado ser incapaz, no solo de solucionar los problemas con los que se encontró, sino que los ha agravado a un nivel como nunca antes habíamos conocido. Ojalá llegue ese fin de la recesión, lo deseo de verdad. Pero que llegue para todos.

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