miércoles, 19 de marzo de 2014

Titanic, heridas, problemas y nulas soluciones




Probablemente mucha gente que pueda leer esto, no estará de acuerdo conmigo; incluso es posible que me gane algún enemigo. Pero la verdad, a estas alturas de la vida he visto, he vivido, y he entendido tantas cosas, que me da igual lo que puedan pensar. Es más, me gusta tener quien se oponga a mis ideas. Quizá esté equivocada, o quizá no. Lo único que sé es lo que pienso, lo que creo, y lo que me gustaría, aunque sea una utopía. Y desde luego, no voy a callar.

Nunca he sido racista. Nadie me ha escuchado hablar nunca en contra de las personas desfavorecidas que de forma desesperada buscan un futuro mejor para ellos y para su familia. Siempre he pensado que todos, sin excepción, tenemos derecho a ese futuro mejor. Y cuando digo todos me refiero a todos, vengan de donde vengan, hablen el idioma que hablen, sean del color que sean, y tengan las costumbres que tengan. Como ya se habrá supuesto, quiero hablar de la inmigración, de los subsaharianos, de la valla, y de la madre que pario a todos los que no hacen nada. Hace un mes fueron 15 personas ahogadas, todos los días personas heridas; hoy me he estremecido con la imagen de una persona con el brazo abierto. Y así día tras día, y año tras año. Y lo peor de todo es que hay muchas personas, muchas, a los que le da igual. Muchos piensan, y eso lo he escuchado yo y lo habéis escuchado todos, que ellos se lo buscan, que se queden en su país, que aquí no hay sitio para ellos.

Desde luego, hay un problema. Y el problema no se resuelve cerrando los ojos, no haciendo nada, o devolviéndolos en caliente como el que lanza una pelota. Hay un problema que nos afecta a todos, no solo españoles, a todos los países que nos llamamos civilizados. Y resolver ese problema es deber y responsabilidad de todos. Estoy de acuerdo en que no se puede dejar la puerta abierta, pero no porque vayan a entrar avalanchas, sino porque el problema es más profundo, y requiere la participación de todos los gobiernos. Aunque me temo que ese es el verdadero problema, que a ninguno le interesa escatimar esfuerzos en resolverlo.

Ayer pensaba e imaginaba todo esto haciendo el símil de lo que ocurrió en el Titanic. Este barco en el que estamos todos, nos guste o no, es un barco donde algunos van en camarotes de primera y otros viajan en las bodegas. Pero no olvidemos que si el barco se hunde nos hundimos todos. ¿No es más sencillo unir fuerzas para remar todos en la misma dirección?

Que el destino, o no tanto el destino, haya hecho que algunos países vivan en condiciones deplorables, no es motivo para decir: a joderse con lo que te ha tocado.

Creo que si todos los países del llamado primer mundo lo quisieran, podrían conseguir un desarrollo creciente y uniforme en los países desfavorecidos, de forma que las desigualdades que llevan a miles de personas a lanzarse a un futuro incierto, desaparezcan. Pero claro, este es el verdadero problema. Nadie lo va a hacer, no interesa, no vende, no ganamos nada. Al contrario, muchos piensan que para igualarnos tenemos que perder, y aquí nadie pierde nada, ni la vergüenza. Por desgracia vivimos en un mundo en el que cuando hemos tenido que aprovecharnos de ellos, esquilmarles sus riquezas, a saco. Pero cuando se trata de ayudar a crecer y equipararnos en bienestar, entonces hostias, a ver si yo voy a perder.

La solución no es poner cuchillas, ni lanzar pelotas de goma, no es enviar más refuerzos a las fronteras, ni devolverlos por la puerta falsa. Porque la desesperación no conoce el miedo, y volverán a intentarlo una y otra vez. La solución está en la decisión firme de todos los gobiernos desarrollados de conseguir un mundo donde todos los países tengan un crecimiento uniforme. Sé que no es fácil, ni siquiera sé cómo hacerlo, pero sí sé que ni se intenta ni interesa. Es más fácil dejar todo así, para que el odio y la xenofobia crezca entre una gran parte de la población mundial ante un hecho que si nos ocurriera a nosotros, veríamos lógico luchar por una vida mejor.

Una vez escuché algo que es cierto y muestra la hipocresía de mucha gente: si te rompes los ligamentos cruzados por correr detrás de un balón, te abren la puerta de cualquier país y te hacen rico; si te los rompes por correr hacia una valla, te disparan, te hieren, y te devuelven por donde has venido para que te busques la vida en la selva.

Sigo pensando que este planeta es un barco en el que todos navegamos hacia un mismo destino, y vayamos en primera o en la bodega, si nos hundidos nos ahogamos todos. 

Y hoy no estoy criticando al gobierno actual, estoy criticando a todos los gobiernos de todos los colores. Porque en esto todos son iguales: demagogia cuando están en la oposición y cero esfuerzos por solucionar el problema en origen cuando están en el gobierno. Aquí y en todas partes.

Ni siquiera sé si he sabido transmitir lo que quería y lo que pensaba, aunque creo que me he acercado bastante.




No hay comentarios:

Publicar un comentario