Se despertó sobresaltado. Le
había costado conciliar el sueño, dándole vueltas a la operación de compra de
la Compañía que estaban a punto de firmar. Era una operación importante donde
se jugaban mucho, y no solamente su prestigio profesional. Eso estaba fuera de
toda duda.
Todavía no había amanecido. La
oscuridad era total dentro de la habitación. Se sintió ligeramente extrañado
por ello; las luces de la urbanización siempre se filtraban por la ventana. El
sueño volvió a vencerlo hasta que de nuevo se despertó sobresaltado.
¿Qué hora era? ¡Pero qué diablos,
la habitación seguía en penumbra!
No había escuchado la alarma del
móvil, debía ser muy temprano. Todavía podía seguir durmiendo un poco más. Pero
algo lo intranquilizaba, aunque no podía detectarlo. Alargó la mano en busca
del móvil que siempre dejaba encima de la mesita de noche junto a la cama. Sus
dedos tocaron un recipiente con líquido dentro. Retiró la mano deprisa con un
gesto de incredulidad y hasta cierto punto de repugnancia. No recordaba haber
dejado ningún vaso con agua, nunca lo hacía. Sintió dura la cama, muy dura.
Seguía adormilado y hasta cierto punto no sabía si estaba despierto o todavía
dormía, inmerso en un sueño del que aún no había salido.
¿Y ese olor? Sí, hasta su cerebro
llegaba un olor desconocido, un olor rancio, a suciedad, a agua corrompida. Se
puso en alerta, abrió los ojos al máximo, pero la oscuridad lo inundaba todo.
La cabeza se encontraba ahora
despejada, intentando procesar las sensaciones que llegaban hasta su cerebro:
oscuridad, ¿un vaso con agua?, el olor, la incomodidad de su cama, ¿y su
móvil?, no lo encontraba. Buscó a tientas el interruptor de la luz. Sus dedos
se dirigieron hacia el lugar donde siempre había estado. ¡No, dios!, tampoco lo
encontraba.
Se decidió a saltar de la cama.
No entendía nada; todavía debía estar en mitad de un sueño. Sus pies apenas
descendieron unos milímetros antes de tocar el suelo. ¿Había dormido en el
suelo? Se puso de pie en la oscuridad, avanzó unos pasos antes de tropezar y
caer, al tiempo que escuchaba el sonido de cacharros metálicos golpeándose
entre sí.
Se quedó tendido en el suelo
donde había caído. Estaba asustado. Aquello era un mal sueño, una pesadilla de
la que despertaría en cualquier momento, cuando la alarma del móvil comenzara a
sonar.
Fue la luz del sol la que le hizo
levantar la cabeza y mirar a su alrededor. Algunos cacharros de cocina
herrumbrosos se encontraban esparcidos a su lado. Cerca un jergón con las
huellas de haber sido utilizado por alguien para dormir; ¿él?. El suelo de
tierra, una ventana desencajada con los cristales sustituidos por trozos de
cartón. Olor a suciedad, a pobreza.
Se frotó los ojos, tenía que
despertar de aquella pesadilla. Era tarde, tenía que ser ya muy tarde. Tenía
una reunión importante, la más importante de su carrera profesional; no podía
llegar tarde. Se levantó para dirigirse hacia una puerta que estaba donde tenía
que estar, pero que no era su puerta. Nada de lo que lo rodeaba era suyo.
¿Dónde se encontraba? Aquello era una locura; la peor de sus pesadillas.
La puerta lo llevó directamente a
la calle. La luz del sol le hizo daño en los ojos, pero no los cerró. ¡Dios!
¿dónde diablos estaba? La calle se encontraba llena de socavones, de basura; el
barro y el agua negra llenaban la mayor parte de ellos. Esa no era su
urbanización, el lugar donde vivía desde hacía 10 años, en un chalet de lujo.
Se miró a sí mismo; todavía no lo
había hecho. Vio sus pies sucios, estropeados, las uñas negras. Miró sus
manos; estaban mal cuidadas, ásperas, cortadas por el sol. Aquellas no eran las
manos de alguien a quien le gustaba cuidar su estética, que gastaba mucho
dinero en sí mismo. ¿Y su cuerpo? Solo llevaba unos calzoncillos sucios, casi
harapientos.
Una voz lo sobresaltó:
_ ¡Paco! ¿pero qué haces ahí
mirando embobado?, vamos que llegaremos tarde y otros se adelantarán
Giró la cabeza hacia el hombre
que le hablaba
_ ¿Rafa?,¿eres tú?, ¿pero qué
diablos es todo esto?
_ Claro que soy yo, ¿quién iba a
ser?. ¿Te encuentras bien?, tienes una cara rara, como si hubieras visto un
fantasma.
_ ¿Dónde estamos, qué te pasa a
ti, por qué vistes así?, ¿dónde está tu casa, y la mía?, ¿y toda esta mierda?
¿Qué está pasando Rafa? Explícamelo por favor.
_ ¿Dónde vamos a estar?, donde
siempre hemos estado, coño. Tú te has vuelto loco, ¿cómo que esta mierda? Pues
la mierda de siempre. ¡A ver si ahora quieres vivir en un palacio!
_ No entiendo nada Rafa, ¿cómo
puedes estar tan tranquilo?, ¿es que no ves todo esto? ¡Dios, esto es una
locura, dime que es una locura!
_ Paco, vamos, tenemos que irnos
a buscar algo aprovechable antes de que otros se nos adelanten. A ti te dio
mucho el sol ayer, te lo dije pero no me hiciste caso. ¡Venga, ponte algo y
vámonos ya!
_ ¿Para qué vamos a buscar algo
aprovechable?
_¡Para comer coño!, ¡Dios, pero
qué te pasa hoy Paco!, tú no estás bien.
Todo lo demás está por crear, pero mis ideas son muy claras.
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