sábado, 3 de mayo de 2014

Todo tiene un principio

Un camino empieza con un primer paso. Un proyecto con una primera idea. Un sueño con una hoja en blanco. Este sueño con una primera palabra.




Se despertó sobresaltado. Le había costado conciliar el sueño, dándole vueltas a la operación de compra de la Compañía que estaban a punto de firmar. Era una operación importante donde se jugaban mucho, y no solamente su prestigio profesional. Eso estaba fuera de toda duda.
Todavía no había amanecido. La oscuridad era total dentro de la habitación. Se sintió ligeramente extrañado por ello; las luces de la urbanización siempre se filtraban por la ventana. El sueño volvió a vencerlo hasta que de nuevo se despertó sobresaltado.
¿Qué hora era? ¡Pero qué diablos, la habitación seguía en penumbra!
No había escuchado la alarma del móvil, debía ser muy temprano. Todavía podía seguir durmiendo un poco más. Pero algo lo intranquilizaba, aunque no podía detectarlo. Alargó la mano en busca del móvil que siempre dejaba encima de la mesita de noche junto a la cama. Sus dedos tocaron un recipiente con líquido dentro. Retiró la mano deprisa con un gesto de incredulidad y hasta cierto punto de repugnancia. No recordaba haber dejado ningún vaso con agua, nunca lo hacía. Sintió dura la cama, muy dura. Seguía adormilado y hasta cierto punto no sabía si estaba despierto o todavía dormía, inmerso en un sueño del que aún no había salido.
¿Y ese olor? Sí, hasta su cerebro llegaba un olor desconocido, un olor rancio, a suciedad, a agua corrompida. Se puso en alerta, abrió los ojos al máximo, pero la oscuridad lo inundaba todo.
La cabeza se encontraba ahora despejada, intentando procesar las sensaciones que llegaban hasta su cerebro: oscuridad, ¿un vaso con agua?, el olor, la incomodidad de su cama, ¿y su móvil?, no lo encontraba. Buscó a tientas el interruptor de la luz. Sus dedos se dirigieron hacia el lugar donde siempre había estado. ¡No, dios!, tampoco lo encontraba.
Se decidió a saltar de la cama. No entendía nada; todavía debía estar en mitad de un sueño. Sus pies apenas descendieron unos milímetros antes de tocar el suelo. ¿Había dormido en el suelo? Se puso de pie en la oscuridad, avanzó unos pasos antes de tropezar y caer, al tiempo que escuchaba el sonido de cacharros metálicos golpeándose entre sí.
Se quedó tendido en el suelo donde había caído. Estaba asustado. Aquello era un mal sueño, una pesadilla de la que despertaría en cualquier momento, cuando la alarma del móvil comenzara a sonar.
Fue la luz del sol la que le hizo levantar la cabeza y mirar a su alrededor. Algunos cacharros de cocina herrumbrosos se encontraban esparcidos a su lado. Cerca un jergón con las huellas de haber sido utilizado por alguien para dormir; ¿él?. El suelo de tierra, una ventana desencajada con los cristales sustituidos por trozos de cartón. Olor a suciedad, a pobreza.
Se frotó los ojos, tenía que despertar de aquella pesadilla. Era tarde, tenía que ser ya muy tarde. Tenía una reunión importante, la más importante de su carrera profesional; no podía llegar tarde. Se levantó para dirigirse hacia una puerta que estaba donde tenía que estar, pero que no era su puerta. Nada de lo que lo rodeaba era suyo. ¿Dónde se encontraba? Aquello era una locura; la peor de sus pesadillas.
La puerta lo llevó directamente a la calle. La luz del sol le hizo daño en los ojos, pero no los cerró. ¡Dios! ¿dónde diablos estaba? La calle se encontraba llena de socavones, de basura; el barro y el agua negra llenaban la mayor parte de ellos. Esa no era su urbanización, el lugar donde vivía desde hacía 10 años, en un chalet de lujo.
Se miró a sí mismo; todavía no lo había hecho. Vio sus pies sucios, estropeados, las uñas negras. Miró sus manos; estaban mal cuidadas, ásperas, cortadas por el sol. Aquellas no eran las manos de alguien a quien le gustaba cuidar su estética, que gastaba mucho dinero en sí mismo. ¿Y su cuerpo? Solo llevaba unos calzoncillos sucios, casi harapientos.
Una voz lo sobresaltó:
_ ¡Paco! ¿pero qué haces ahí mirando embobado?, vamos que llegaremos tarde y otros se adelantarán
Giró la cabeza hacia el hombre que le hablaba
_ ¿Rafa?,¿eres tú?, ¿pero qué diablos es todo esto?
_ Claro que soy yo, ¿quién iba a ser?. ¿Te encuentras bien?, tienes una cara rara, como si hubieras visto un fantasma.
_ ¿Dónde estamos, qué te pasa a ti, por qué vistes así?, ¿dónde está tu casa, y la mía?, ¿y toda esta mierda? ¿Qué está pasando Rafa? Explícamelo por favor.
_ ¿Dónde vamos a estar?, donde siempre hemos estado, coño. Tú te has vuelto loco, ¿cómo que esta mierda? Pues la mierda de siempre. ¡A ver si ahora quieres vivir en un palacio!
_ No entiendo nada Rafa, ¿cómo puedes estar tan tranquilo?, ¿es que no ves todo esto? ¡Dios, esto es una locura, dime que es una locura!
_ Paco, vamos, tenemos que irnos a buscar algo aprovechable antes de que otros se nos adelanten. A ti te dio mucho el sol ayer, te lo dije pero no me hiciste caso. ¡Venga, ponte algo y vámonos ya!
_ ¿Para qué vamos a buscar algo aprovechable?
_¡Para comer coño!, ¡Dios, pero qué te pasa hoy Paco!, tú no estás bien.


Todo lo demás está por crear, pero mis ideas son muy claras.
 

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