Hoy es 23F. Bueno, en realidad
todos los años es 23F, pero este año tengo este blog y me apetecía recordar, no
ese día, sino ese año: 1981
Y es que ese año lo tengo muy
presente en mi memoria, porque fue el año en el que cerré una etapa y abrí
otra. Y eso, aunque pueda parecer un tópico, no fue nada sencillo.
Ese año 1981 abandoné mi casa, el
calor de mis padres y de mis hermanos, y me marché a otra ciudad. No estaba tan
lejos, unos 150 kilómetros, pero era la suficiente distancia para que yo
tuviera que tomar las riendas de mi vida. Ese traslado supuso también alejarme
de un mundo caduco que me había envuelto desde que nací, y que ya estaba
cambiando en muchos lugares de España, aunque en otros rincones los nuevos
aires llegaban con retraso.
Enlazando una cosa con la otra,
es cierto que ese año 1981, cuando yo todavía seguía en mi casa, pudo cambiar
todo. Si aquel intento de golpe de estado hubiera prosperado, no sé si todos
mis planes hubieran continuado como lo hicieron. Pero por suerte no fue así.
En esos 18 años que yo estaba a
punto de cumplir, no había sido muy consciente de todo lo que implicaba el país
en el que vivía. Por una parte toda mi niñez, donde nadie tenemos capacidad de
juzgar, solo vivir con las posibilidades que el entorno nos permite. Cuando mi
capacidad de raciocinio se fue desarrollando, el cambio se había producido,
aunque la estructura rancia y caduca de un Estado que se había anclado en la
sociedad y en sus dirigentes caciques, seguía despidiendo un tufillo que no
lograba irse por mucho que los nuevos aires corrieran entre puertas y ventanas
abiertas.
Ese año 1981 me alejé de algo que
no me gustaba. No sabía si en el lugar a donde iba tendría que vérmelas con lo
mismo, pero intuía que no iba a ser así. Desde luego, también ahí habían
existido y existían todos los inconvenientes y falta de libertad que yo tuve,
pero esas ataduras ya no eran una institución. Se podía optar por continuar
atado a un sistema rancio, caduco, catolicista, caciquil e intolerante; o bien
se podía optar por un mundo de aires nuevos, frescos, ideas, sueños, ilusiones.
Este segundo mundo es el que se
intentó eliminar aquel 23F. Ahora, con la perspectiva del tiempo me doy cuenta de
que era imposible lograrlo. La fuerza que empujaba a la sociedad, y sobre todo
lo que habían podido intuir sobre ese mundo sin presiones, sin oscurantismo,
sin amenazas, sin miedo a un castigo divino que podía caernos encima en
cualquier momento cual rayo que te parte; todo eso no podía ser deseado, y
mucho menos cuando habíamos visto que era todo una milonga.
Cuando a un niño le enseñas el
campo para correr, no puedes pretender volver a encerrarlo después para que no
pueda correr. Y eso es lo que creo había ocurrido.
Por suerte, ese año 1981, ya
pasada toda la movida que se montó, pude irme, iniciar mis estudios, conseguir
un título universitario con tesón y sacrificio, vivir libre, experimentar todo
lo que la vida ofrecía, conseguir mis primeros dineros en trabajillos sin
futuro, alquilar mi primer piso, organizar mi vida, conseguir mi primer trabajo
estable, hacer planes, viajar, viajar, viajar, conocer gente, casarme, pagar
una hipoteca, comprar mi primer coche, ver cine, leer, salir los fines de
semana, bailar, reír, tener días buenos y días malos, ………………
Vivir, en definitiva, pero vivir
libre. Indignada a veces, inconformista muchas, crítica unas más que otras.
Pero siempre hacia adelante, porque ya se sabe: para atrás ni para coger
carrerilla.
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