No lo había visto desde noviembre. Normalmente pasan algunos
meses desde una vez hasta la siguiente en que nos encontramos. Pero siempre que
me ve, o que yo lo veo a él, se acerca sonriente y me choca la palma de la
mano. Al principio me tendía la mano y yo se la estrechaba, pero ya somos
colegas y ahora me choca la palma, diciendo: ¿qué tal todo?
Ayer me encontré con Willy. Él me vio a mí y se acercó como
siempre, con esa sonrisa que siempre regala a sus amigos, una sonrisa que
contagia y que te hace saber sin dudarlo que es un buen tío. Me chocó la palma
de la mano y preguntó: ¿qué tal todo? Yo le contesté: bien, ¿y tú?
¡Bien!, yo siempre bien
Esta es siempre su respuesta, y me encanta. Porque la dice
sonriendo, mirándote, y sientes que es verdad.
Recordé que en noviembre, cuando lo vi por última vez, se
marchaba a ver a su mujer y a sus hijos, y le pregunté por ellos.
¡Bien, todos bien!
Su respuesta la acompañó con una sonrisa un poco más pícara
que las anteriores. Porque ya sabe lo que le voy a preguntar a continuación.
Yo: ¿qué tal tu nuevo hijo, es chico o chica?
Willy: un chico
Yo: enhorabuena, ¿y qué, cuando vuelves a conocer al
siguiente?
Willy: todavía no lo sé, a ver (y sonríe todavía más)
Yo: siempre que vas a tu casa dejas un hijo en camino
Willy: ¿qué vas a hacer?
(entonces ríe con ganas)
Es un buen tío. Lo conozco porque coincidíamos en varios
sitios donde iba a vender discos y películas. Hasta que un día me dijo: siempre
te encuentro en todas partes. Y así empezamos a hablar, unas pocas palabras
cuando nos veíamos, pero se agradecen. Willy trabaja, no sé en qué pero
trabaja. Vende discos y películas para entretenerse, eso dice, porque los fines
de semana se aburre. Yo no le compro nunca nada, pero él de vez en cuando me ha
regalado algún disco.
Toma este, es muy bueno, me dice
Yo le invito a un café o a un refresco, y siempre es
agradable compartirlo con él
No sé cómo llegó a España, nunca se lo he preguntado. Tampoco
sé cuánto tiempo lleva aquí, yo lo conozco hace cuatro años más o menos.
Ayer me alegré de verlo. Esta semana ha sido trágica para
gente como él, quizá alguno de los que han perdido la vida en el Tarajal era
conocido suyo, o vecino de su pueblo, o nada. Pero seguro que venían para
intentar encontrar un futuro para ellos o para sus familias. La vida es dura,
es difícil, y para algunos mucho más. ¿Por qué tenemos que hacérsela más difícil
todavía?
Sí, claro, lo olvidaba. Estamos protegiendo nuestro futuro y
el de nuestros hijos.
¿De verdad estamos haciendo eso? Cada día más nuestro futuro
está fuera, en lugares donde no nos gustaría que nos recibieran a hostias, o a
cañonazos.
¡Ah, claro!, no es lo mismo
¿Por qué?, porque somos blanquitos, porque hemos estudiado,
porque tenemos derecho a vivir. ¿Por qué?
Alguna vez he estado acompañada por otras personas cuando
Willy se me acerca para chocarme la palma de la mano e intercambiar unas
palabras y alguna sonrisa. Y en ocasiones alguna de estas personas se ha
extrañado y me ha preguntado después:
¿Lo conoces?
Sí
Willy es senegalés, es inmigrante, es negro. Es un buen tío.
Creo que ya tiene cuatro hijos, o cinco, no lo sé, he perdido la cuenta. Cada
vez que va a su país aprovecha. Pues hace bien, ¡qué cojones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario