viernes, 9 de agosto de 2013

Miedo al primer día


En los últimos días he tenido que trasladarme a otro centro de trabajo y dejar atrás el lugar donde he desarrollado mi carrera profesional prácticamente desde el principio. La sensación que experimenté el último día me sorprendió.

Era como si no hubiese pasado el tiempo, como si aquel primer día en el que llegué hubiese sido ayer, y sin embargo han pasado 23 años. 23 años en los que he crecido personal y profesionalmente, pero sobre todo 23 años en los que he aprendido muchísimo, y en los que he conocido a personas que nunca olvidaré.

Y cuando pensaba en todo esto, me veía aquel primer día cuando llegué con mucha ilusión y más miedo. Hacía poco que había terminado mis estudios en la facultad de económicas, tenía un título que me acreditaba (burroconomista, como decía mi tío Pedro, te mando un saludo tío), sin embargo yo tenía la sensación de que quizá no sabía suficiente. Imagino que ese miedo lo tendremos todos nuestro primer día.

Ahora me parece anecdótico, pero aquel primer día no sabía realmente por dónde tenía que empezar. Cuando el gerente me entregó el Plan Contable de la empresa para que me familiarizara con él, yo pasé la mañana entera echando de menos aquellos enunciados que tenía en la facultad. Eran complicados, eran rebuscados, pero al menos tenía todo el problema allí, acotado. Sin embargo ahora ¿dónde estaba mi enunciado? ¿Por dónde tenía que empezar? ¡Qué diferente era la realidad a todo lo que yo había aprendido!, y eso me hizo dudar de si realmente estaba preparada, si realmente sabía lo que tenía que saber.

No sé si estas dudas son normales, creo que en realidad le pasa a todo el mundo cuando se enfrenta por primera vez a su futuro profesional. Yo recuerdo muy bien aquel primer día, sin embargo no recuerdo todo lo que siguió, y no lo recuerdo porque simplemente comencé a trabajar, a involucrarme, y sin saber cómo, todo fue rodado. Porque realmente sí estaba preparada. Y cada día vas creciendo profesionalmente, vas aprendiendo, porque es un aprendizaje continuo. Vas ganando confianza a medida que sabes lo que quieres conseguir y cómo hacerlo. Pierdes de vista el enunciado que tanto me preocupaba, porque ese enunciado ya no es algo estático, sino algo en continua movilidad que te hace estar muy atenta, pero sobre todo que te hace sentirte muy segura de ti misma, porque sabes que conoces la empresa, y conoces de dónde partes y a dónde quieres llegar. Pero sobre todo porque conoces cuál es el camino a seguir para conseguirlo.

Aunque lógicamente en este camino nunca he estado sola. En esta profesión es fundamental contar con unos buenos asesores que te ayuden. Yo tuve la suerte de contar con algunos de los mejores, y francamente me enseñaron muchísimo. Junto a ellos aprendí más que nunca. Nos enfrentamos a inspecciones de hacienda brutales, y salimos bastantes bien parados. Conseguimos grandes logros donde parecía que todo estaba perdido.

En una de las últimas ocasiones en las que ganamos, tomando un café, le dije a Francisco:

Lou: no puedo creer que tenga tanta suerte, esto era muy difícil y lo hemos salvado

Fco: la suerte no se encuentra, la suerte se gana trabajando bien, y tú lo haces

Os echo de menos, fuisteis los mejores asesores que nunca he tenido, y que probablemente nunca tendré. Y aunque yo quería hablar del miedo a ese primer día que te enfrentas a tu profesión, he terminado recalando en vosotros, que tan fácil me hicisteis todo. Con vosotros cerca el Derecho era más ameno, y sobre todo hacíais fácil el Fiscal y el Mercantil.

Gracias a todos: Francisco, Antonio, Juan, Eduardo, Carlos, Ángel, Nacho, Curro, Nuria

No hay comentarios:

Publicar un comentario