Vivo en Zaragoza desde hace casi
32 años. He visto cambiar a esta ciudad que amo, y tengo que decir que me gusta
el cambio. Cuando llegue, ufff, hace una vida, esta me parecía la ciudad más
interesante que había conocido. En todos estos años la he visto cambiar, la he
visto crecer, la he visto adaptarse a los tiempos. En definitiva, la he visto
convertirse en una ciudad moderna, y eso me gusta.
Y a lo largo de todo este proceso
he escuchado muchas críticas. Porque a nadie le gusta que le cambien las
costumbres, las rutas por las que circula con comodidad cada día en su coche.
He escuchado críticas contra las grandes aceras del Paseo Independencia,
críticas contra las aceras de Paseo Echegaray a la orilla del Ebro, críticas
contra la peatonalización de la Calle Alfonso, críticas por el paseo central de
la Gran Vía, críticas porque ya no se puede aparcar en la plaza de la Romareda.
Críticas y más críticas cada vez que se recuperaba una parte de la ciudad para
los ciudadanos. Y la última de todas, las críticas contra el tranvía.
He conocido ciudades por las que
circula el tranvía, y me gustaba verlo llegar, atravesar sus calles despacio
mientras los ciudadanos paseaban por ellas. Me gustaba ver la estampa del tren
siguiendo las vías, su figura estilizada. Y sentía envidia porque ellos podían
disfrutar de esa escena que a mí siempre me parecía bucólica.
El tranvía rojo circulando por
Estambul, haciendo sonar su campana. La vista del tranvía en el centro de
Zagreb, pasando junto a las terrazas y las plazas de su centro histórico. El
tranvía en Praga, dándole un aire de ciudad monumental. Y siempre he sentido un
poco de envidia, envidia sana, pero envidia por esa estampa que me gustaría ver
en la ciudad que me adoptó hace años.
Por eso ahora que ese tranvía
también pasa a mi lado cuando en un día festivo paseo por las grandes aceras
del Paseo Independencia, cuando lo veo girar en la Plaza España y perderse por
el Coso, cuando cruza el Puente de Santiago sobre el río Ebro. Me gusta su estampa,
y me gusta la ciudad con su nuevo aire.
Lo siento por los que no están de
acuerdo, pero a mí me gusta.
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