Hace unos
años pude conocer uno de los lugares sobre los que había leído y escuchado
tantas historias. Un lugar de ensueño, o al menos para mí lo era. Ir en busca
de Samarcanda. La encontré, y al mismo tiempo encontré el azul del cielo, el
azul de los sueños, la lucha del azul con el desierto, la plena integración del
azul con la aridez. La armonía de las líneas, del equilibrio, de la belleza de
lo simple con la grandiosidad del entorno.
Esta solo
fue una de las escalas, Khiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario