miércoles, 4 de diciembre de 2013

Ciudades perdidas



No sé si las circunstancias actuales me permitirán en algún momento volver a vivir una aventura como la que para mí siempre ha supuesto emprender un viaje. Creo que es una experiencia que te enriquece en todos los sentidos, te ayuda a ser más comprensivo, y sobre todo más tolerante, algo que se echa en falta en muchas personas. No se puede ser tolerante sin respetar a los demás, y no se puede respetar a los demás sin conocerlos antes, sin conocer sus costumbres, su vida, sus inquietudes. Para mí lo más importante en todos y cada uno de mis viajes es el trato humano. En alguna ocasión he dicho, y quienes me conocen me lo han escuchado decir a menudo, que he aprendido más viajando y conociendo gente, que en años de estudios. Son muchas, muchísimas las experiencias y las lecciones aprendidas a lo largo de tantos kilómetros.
Pero además de las personas, hay algo que siempre me ha atraído de una forma especial, las ciudades míticas. Y ya no digo nada de las ciudades perdidas. Es realmente magnífico sentirse en algún momento un poquito Indiana Jones, y sino descubrir, al menos vivir la magia de la ciudad perdida. Es un sueño precioso. Y a veces los sueños se hacen realidad.
Hay en el mundo tres lugares que permanecieron perdidos durante siglos, tres lugares grandiosos, imponentes, tres ciudades que marcaron un hito en su momento. Tres ciudades construidas por culturas con un nivel de conocimiento avanzado. Ninguna de ellas tuvo relación con las otras, ninguna conoció nunca la existencia de las otras dos, pero las tres tienen algo en común.
 Vivieron su momento de esplendor, y después, por circunstancias desconocidas, fueron abandonadas cayendo en el olvido. El tiempo hizo que todos se olvidaran de ellas, y la naturaleza las escondió del mundo, las protegió. Hasta que un hombre, en realidad tres hombres diferentes, por pura casualidad o porque los lugareños rumoreaban y ellos supieron entender esos rumores, las encontraron.
La primera de esas ciudades es Machu Picchu, la ciudad perdida de los incas. Fue descubierta por Hiram Bingham a principios del siglo XX. Situada en lo alto de una montaña en el Valle Sagrado de los Incas, su ubicación, colgada en el vacío, rodeada de montañas y de abismos impresionantes, hacía casi imposible su localización.
La segunda de esas ciudades es Petra, la ciudad perdida de los nabateos. Fue descubierta por Johann Buckhardt a finales del siglo XIX. Situada en el centro de un desierto de roca y arena rosa, escondida por riscos y paredes elevadas, solamente se podía acceder a ella a través de un desfiladero natural cuya entrada nadie conocía, excepto los pastores bereberes que siempre habían vivido allí.
La tercera ciudad es Angkor, la ciudad perdida de los khemer. La ciudad perdida en la selva de Camboya. Descubierta por Henri Mahout durante la segunda mitad del siglo XIX, se encontraba totalmente invadida por la exuberancia de la jungla camboyana. Hoy en día la vegetación invade gran parte de sus monumentos, confiriéndoles una característica especial.
Yo he podido a lo largo del tiempo, conocer las tres ciudades. La primera que conocí fue Angkor.

ANGKOR









PETRA




















MACHU PICCHU




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