La vida
está hecha de pequeños placeres, y el mayor de ellos se encuentra a través de
las personas que van pasando por tu vida de forma más o menos esporádica, o
incluso permanente. Hoy quiero hablar de una de esas personas, Margarita, o
Marga para quienes tenemos la suerte de conocerla.
Yo conozco
a Marga desde hace años, la conocía de vista, como a tantos otros vecinos de
los portales próximos al mío, pero no hablábamos. Quizá a veces un buenos días.
Marga vive en el mismo edificio que yo, un edificio con tres portales. Vivimos
en portales diferentes. Es algunos años más joven que yo, aunque francamente no
sé cuántos, no se lo he preguntado, ni necesito hacerlo. Marga es paralítica de
nacimiento. Siempre la he visto en su silla de ruedas paseando a su perro, o
esperando al autobús municipal adaptado que la lleve a donde necesita. Desde
hace un año, he hablado más con ella. Durante las últimas horas de algunas
tardes de verano, la veía pasar junto a la terraza del chino donde yo estaba
tomando un cañita fresca. Este verano la invité a sentarse conmigo, y poco a
poco nos fuimos conociendo. Supe que desde hace año y medio está en el paro,
como muchos otros españoles.
Ahora que
yo me encuentro como ella, nos vemos más a menudo.
Ayer me
encontraba en el mercado, esperando mi turno para el pescado, cuando la vi
llegar empujando su silla de ruedas. Siempre me dice que vendrá cuando yo esté,
pero nunca viene. Me alegré de verla. Los días son más alegres hablando con
ella. Hicimos nuestras compras y la ayudé a llevar sus bolsas. Me contó que
antes tenía una chica que la ayudaba para estos menesteres, pero desde que
perdió el trabajo y no recibe ninguna ayuda oficial, no puede pagar a nadie.
Yo: ya
sabes que yo ahora estoy libre, quedamos para venir a comprar y yo te llevo la
compra en mi carro
Marga:
vale, te envío un whatsapp y bajamos
Yo: después
nos tomamos un café
Marga: a
sí, guay (aquí ya Marga sonreía)
Total que
ayer dicho y hecho, fuimos a tomar un café a una cafetería que han reabierto
enfrente de nuestro edificio. El dueño, un chico búlgaro muy simpático, ya la
conoce y ha puesto una rampa en la entrada que salve el escalón, para que ella
pueda entrar. Fue un rato muy agradable, y no será el último. Los mayores
placeres de la vida se encuentran al lado de personas que te llenan pequeños
momentos que pueden parecer insignificantes.
La ayudé a
cruzar la calle para ir hacia nuestras casas, y entonces me di cuenta de algo
que hasta entonces no había visto, y mira que paso por allí todos los días.
Cuando llegamos al paso de cebra, tuvimos que desplazarnos hacia la derecha
unos metros hasta encontrar un rebaje en la acera, pero toda la zona de rebaje
estaba ocupada por coches, así que tuvimos que volver al paso de cebra y
ayudarla, puesto que para ella sola era imposible. Me contó el tema.
Este verano
yo recordaba que habían trasladado el paso de cebra unos metros, no sé por qué
lo hicieron, pero los trabajadores del ayuntamiento estuvieron un par de días
trabajando en ello. Pues bien, en el nuevo paso de cebra, no rebajaron el
bordillo, de forma que el rebaje se quedó en la ubicación antigua. Pero como
ese lugar ya no era paso de cebra, los vehículos aparcan. Y Marga
se encuentra con un gran problema. Si hay coches aparcados no puede cruzar la
calle, y si no hay coches aparcados, puede hacerlo, pero arriesgándose a que si
la atropellan tenga las de perder porque no está cruzando por el paso. Me dijo
que desde que lo pusieron, ha escrito varias veces al ayuntamiento protestando,
y lo único que recibe es la contestación de que no hay presupuesto, que cuando
toque ya lo rebajarán.
Vergonzoso.
Por suerte la solidaridad de las personas hace que siempre alguien la ayude
cuando el rebaje está ocupado por coches.
Por cierto,
mientras escribía todo esto he recibido un whatsapp de Marga. Para ver qué tal
el día, qué iba a hacer.
Gracias
guapa por los pequeños ratos, te contesto ahora y nos tomamos una cañita, que
para eso es fiesta. Nadie nos va a quitar estos pequeños placeres.
En la
cafetería del búlgaro, que nos pone maíces y cacahuetes.
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