Hoy es uno
de esos días en los que siento que todo es bonito, no importa si llueve, si
hace frío, si la luz sube un 11% o un 2%, si ha salido algún nuevo caso de
corrupción, o si alguno de los ministros nos va a dar las uvas. Hoy lo que me
hace sentir muy bien son los dos días que he pasado con mis padres, en realidad
los dos días que he pasado a solas con mis padres.
Puede
parecer paradójico, pero el ritmo de vida, el trabajo, el vivir en provincias
diferentes, etc, etc ha hecho que durante los últimos 20 años no haya
disfrutado de verdad de mis padres. Siempre con gente alrededor: mis hermanos,
mis cuñados, mis sobrinos que nunca dejan de jugar. Es precioso, pero entre todo
ese jaleo y los viajes siempre deprisa, ha pasado el tiempo y he perdido ese
calorcito que solo se siente junto a tus padres.
Así que
este año, cuando el día de Navidad todos se iban a su casa, les dije que yo me
quedaba. Incluso Kike se marchó a nuestra casa. Y allí quedamos los tres, mis
padres y yo. Ha sido increíble descubrirlos de nuevo, descubrir a unas personas
a las que conozco tan bien, y sin embargo han cambiado tanto. Ha sido
francamente enternecedor verlos tal y como son ahora, con sus achaques,
apoyándose el uno en el otro, diciéndose el uno al otro, pero dónde tienes la
cabeza que esa pastilla es mía que la tuya es la roja.
Me ha
encantado ver escenas que nunca había visto. Verlos hacer la cama entre los
dos, porque ninguno puede ya estirarse para llegar hasta el otro extremo. Y
poner la mesa juntos, uno pone los platos y el otro los cubiertos. Hacer juntos
la comida, algo que mi padre nunca había hecho.
Tener y
escuchar conversaciones con ellos, que son tan sencillas como alucinantes.
Por ejemplo, mi madre y yo estamos juntas, desayunando, y me dice:
Mi madre:
¿tú puedes saltar sobre los pies?
Yo: sí
claro, ¿por qué no voy a poder?
Mi madre: a
ver (entonces voy y salto)
Mi madre:
yo no puedo, mira (lo intenta y sus
pies no se levantan del suelo)
Yo: ¿y para
qué quieres saltar?
Mi madre
antes podía, pero ahora no puedo
Yo: ¿cuándo
podías?
Mi madre:
cuando no tenía 80 años, me he hecho muy vieja y no puedo saltar
Yo: no te
preocupes, no necesitas saltar
Mi madre: ya, pero antes podía. Y mira, me han salido muchas arrugas
Yo: a mí
también
Mi madre:
no es lo mismo, ya verás cuando tengas mis años. Además entonces no podrás
saltar.
Termino
riendo.
Yo: qué
importa; ven, vamos a comernos unas mandarinas
Mi madre:
vale
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Mi padre
está jugando él solo con un futbolín de mesa que Papá Noel le trajo a su nieto
el día anterior.
Yo: ¿qué
haces?
Mi padre:
aprendiendo a jugar a esto
Yo: al
futbolín se juegan dos
Mi padre:
ya, por eso, es que Dani me gana siempre y dice que yo no sé jugar.
Yo: jajaja,
te sabe mal que te gane
Mi padre:
nooooo, pero dice que meto todos en propia
Yo: jajaja
Lo dejo
practicando. Luego se dejará ganar, pero el orgullo es el orgullo.
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Me preparan
una cena de día de fiesta
Mi madre: ¿nos
comemos el foie que sobró de Navidad?
Yo: mejor
guárdalo para el fin de semana cuando estéis todos
Mi madre:
no, mejor lo comemos ahora que estamos nosotros solos
Yo: jajajaja
Mi padre:
yo corto un poco de jamón
Yo:
¿también el jamón?
Mi madre:
sí, el jamón también
Yo:
jajajaja
Yo: ¿y qué
pasa con tu tensión mamá?, ya te has pasado dos días comiendo con sal y eso no
puede ser
Mi madre:
sssshhhhh, si no se lo digo al médico no se entera
Yo: pero yo
si me entero
Mi madre:
vaaaa por un día más no importa ……… saca el jamón (dice dirigiéndose a mi
padre)
Al final
nos comimos el foie, el jamón, los ibéricos, el mazapán y el turrón.
Yo: me
vais a hacer volver con unos kilos de más.
Mi madre:
pues después saltas, tú puedes
Yo:
jajajajaja
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Mi madre se
levanta de la mesa despacio, para buscar las pastillas que tienen que tomar cada
día. Llega al armario y pregunta:
Mi madre:
¿te has tomado las pastillas? (se dirige
a mi padre)
Mi padre:
que me las voy a tomar si no me las has dado
Mi madre:
mira que si yo no estoy pendiente no se acuerda
Coge unas
cajas, saca unas pastillas y se las da
Mi madre:
toma anda
Mi padre: pero si estas son tuyas
Mi madre:
qué van a ser mías, si las he cogido de aquí que es donde están las tuyas
Mi padre:
las amarillas son tuyas o es que no te acuerdas
Mi madre:
yo qué sé si las mías son las amarillas o las verdes
Mi padre:
las verdes también son tuyas
Yo: pero os
aclaráis o no, a ver si la vamos a liar
Mi madre:
esto tu padre que ha dejado las cajas donde no es
Mi padre:
¿yooooo?, pero si no las he tocado en todos estos días
Mi madre:
pues mira tú porque ya no sé cuáles son las mías y las tuyas
Mi padre:
ya voy
Se acerca y
saca seis o siete cajas
Mi padre:
sin gafas no veo, tú tomas una amarilla y una verde
Yo: ¿os las
tomáis por colores?
Mi madre:
menos mal que tienen colores porque sino
Me levanto
a ver si pongo un poco de orden
Yo: a ver, ¿tú
de qué color las tomas?
Mi madre:
yo qué sé, amarilla me parece
Yo: hay
madre mía que lio. ¿Sabéis?, las voy a dejar en cajones diferentes las de uno y
las de otro, así no os liaréis
Mi padre:
luego llegará tu madre y las juntará todas
Mi madre:
yo no, será tu nieto que las pone todas juntas
Yo: vaya
por dios, que bueno es que haya chicos para echarles la culpa
Ha sido
precioso. Ojalá pueda repetir muchas más veces. Muakkk, os quiero mis queridos
viejitos, sois como niños.
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