Esta mañana mientras desayunaba un café con leche, escuchaba
las noticias, y veía las imágenes de la semana, la reunión Obama-Rajoy, con su
obligada foto para la posteridad. El buen rollito, apretón de manos, pose para
la foto, etc, etc. Después los comentarios lógicos desde aquí. Para unos un
éxito abrumador, para otros arrastrarse por una foto.
Yo no voy a entrar en ese tema, porque al final es cierto que
todos buscan la foto, los de aquí y los de fuera. Hoy lo que quiero, lo que me
apetece, es hablar desde mi humilde opinión, del principal problema que tenemos
y tendremos durante mucho tiempo, y que hasta Obama ha visto (o se lo han
chivado sus asesores, casi seguro). El desempleo.
He mirado las imágenes y pensaba mientras tomaba un sorbo de
mi café: ¿realmente este hombre está preparado para solucionar ese gran
problema?, incluso algo peor: ¿ realmente hay alguien preparado en este momento
en este país para resolver ese gran problema?. Ojalá fuera así, pero ¿quién
es?. Ojalá yo supiera la solución, pero tampoco la sé.
Yo lo único que sé es lo que mi sentido común me dice después
de ver la realidad, el día a día de muchas personas. Solo sé lo que mi propia
experiencia me ha mostrado, y a partir de ahí, lo que yo pienso que puede
ocurrir, el camino que pienso va a ser el que marcará el futuro. Pero solo lo
sé, o lo intuyo, desde el punto de vista de los desempleados. Ojalá tuviera las
soluciones a implantar a nivel legislativo, pero no las tengo.
Hay seis millones de personas desempleadas, un 26% de la
población activa. Para mí se pueden dividir en dos grandes grupos con problemas
diferentes, y por lo tanto con actuaciones diferentes.
Por un lado está el colectivo de jóvenes que nunca han tenido
un empleo, o han tenido empleos precarios (muchas veces ni siquiera
relacionados con aquello para lo que se han preparado). Son personas con un
gran nivel de conocimientos, hablan más idiomas de los que nunca hemos hablado
en este país, dominan las nuevas tecnologías como nunca se han dominado. Sin
embargo se sienten inútiles, y probablemente muchos de ellos estarán pensando
para qué les sirve todo eso.
Por otro lado está el colectivo de personas con una edad. No
sé dónde estará la línea, pero digamos que a partir de los 45 años. Todo aquel
que supere esta edad y se encuentre desempleado sabe lo que esto significa.
Nadie le ofrecerá un trabajo, se acabó, ya no hay futuro. Pero sí hay vida, y
entonces ¿qué hacer?
Quería hablar de estos dos colectivos por separado, y
comentar desde mi punto de vista, cómo afrontar el reto de salir del agujero.
Comenzaré por el colectivo de personas mayores de 45 años.
Generalmente tienen características comunes: dilatada experiencia laboral, en
muchas ocasiones escaso o nulo conocimiento de idiomas, una familia con hijos,
una hipoteca. Muchas de estas personas han perdido su trabajo después de años
en la misma empresa, nunca antes han tenido necesidad de buscar un empleo (o ya
olvidaron cuando lo buscaron por primera vez). Ahora se enfrentan a un mundo
que les resulta extraño, y que además los rechaza porque ya son mayores para
buscar un trabajo, porque ninguna empresa quiere contratar a personas mayores
(bueno, excepto si eres un exministro o un expresidente, o un yerno perfecto, o
incluso un yerno imperfecto, entonces siempre te está esperando un buen puesto
de alta dirección en cualquier gran empresa). Pero para el resto solo existen
puertas cerradas. Se llega a pensar: si hubiera estudiado idiomas, si hubiera
hecho cursos de reciclaje, si, si, si ….. No se debe pensar en eso, si se
hubiera hecho daría igual. El colectivo de jóvenes tiene todo eso y no les
sirve para nada. Hace poco leí sobre este tema y se decía: ¿cuántas personas
con más de 45 años, en situación de desempleo, que cada día solicitan numerosos
puestos de trabajo de los que se ofrecen a través de tantas páginas, han
recibido una respuesta que al menos les dé opción a entrevista? La gran mayoría
ninguna, NINGUNA RESPUESTA después de días, meses, años intentándolo.
En cuanto al colectivo de jóvenes. Veo que terminan
convirtiéndose en personas desencantadas. El esfuerzo y la preparación que han
tenido piensan que no les sirve para nada, excepto para acceder a algún trabajo
basura, mal pagado, y que no tiene nada que ver con aquello para lo que se han
preparado durante años de estudios. Muchos quieren iniciar una vida al margen
de sus padres, como siempre ha sido, como siempre tiene que ser, y no pueden.
Les falta experiencia, pero nadie se la da. Envidian la experiencia que tiene
el colectivo de mayores de 45 años, piensan que con ella sería diferente. Igual
que estos envidian su preparación en idiomas o en nuevas tecnologías, también
piensan que con ella sería diferente. Pero tanto unos como otros están en un túnel
del que no pueden salir. Y el caso es que pienso que aunque ambos grupos se
intercambiaran aquello que tienen y el otro desea, aunque esto pudiera ser posible,
la situación no cambiaría mucho.
A partir de este punto habría que hablar de soluciones. Es difícil.
Yo no las tengo. Pero sí quiero exponer lo que vislumbro como una salida para
que cada uno opte por dar el primer paso hacia un camino que siempre comienza
con un primer paso.
Desde luego, nada va a cambiar mientras no modifiquemos el
modelo de vida que hemos heredado de nuestros padres, y que tendemos a
perpetuar en muchos casos, no todos. Me explico.
Busco un trabajo
Encuentro un trabajo
Aquí me quedo para siempre en este trabajo, ya no me preocupo
por cambiar
Compro un piso, si puede ser cerca del trabajo, pido un
préstamo
Me caso
Tengo hijos
A vivir
Debemos ser conscientes de que un trabajo no es para toda la
vida, que incluso aunque se tenga un buen trabajo, hay que rotar, cambiar,
ampliar experiencia, avanzar en una palabra. Y lo digo yo que no lo hice. Solo
así tendremos fuerza para vendernos adecuadamente, para demostrar que sabemos
adaptarnos. Esto lo digo sobre todo por el colectivo de jóvenes, ellos están a
tiempo. No deben tener miedo a salir de su ciudad, incluso de su país. Es más,
deben hacerlo. Ir allí donde se les ofrezca la experiencia que necesitan, y
cuando tengan la oportunidad de mejorar y avanzar profesionalmente, CAMBIAR de
empresa, incluso CAMBIAR de ciudad de nuevo, incluso CAMBIAR de país de nuevo. Y
así de forma que cada cambio suponga un peldaño escalado hacia una excelencia
profesional que solo la experiencia da. Lógicamente, este modelo va a suponer
un cambio en la concepción de vida que han visto en sus padres, pero los
modelos están para cambiarlos si ello supone un avance. Se acabó el “tengo
trabajo, me compro un piso”, porque hoy estás aquí y mañana no sabes dónde
estarás. La vivienda pasará a ser en su mayor parte una vivienda de alquiler
(como lo es en gran parte de los países, y no pasa nada). Esto por otra parte
dará oportunidades de negocio a emprendedores que hagan del alquiler su
actividad.
Por supuesto, también en el colectivo de mayores de 45 años,
este modelo es aplicable, aunque quizá más problemático. Muchos de ellos tienen
una familia formada, que siempre ha vivido en la misma ciudad, lo tienen todo
aquí y dejarlo todo atrás es una decisión difícil. Este modelo cambiará dentro
de 30 años, las familias estarán acostumbradas a otra forma de vivir y de ver
el mundo laboral, sin que las ataduras materiales les impidan dar el paso e ir
a otro lugar. Eso formará parte de su rutina, será algo normal.
Para este colectivo, donde yo misma estoy incluida, solo
puedo dar dos consejos, y ni siquiera puedo asegurar que sean siempre
efectivos:
-
Acudir
a todos los contactos que vuestros años de experiencia laboral os han
proporcionado. Informad a esas personas que os conocen, que saben cómo
trabajáis, qué saben que sois de confianza, que sois responsables, que sois
comprometidos, que sois buenos en lo que hacéis. Decidles cuál es vuestra
situación para que os recomienden si surge la oportunidad. Creedme, si hay
alguna oportunidad real de volver a ser contratado en una empresa, no será
acudiendo a ofertas donde nadie os conoce (somos uno más entre millones, y
tenemos una edad complicada). Será a través de quien os conoce como
profesionales y os ha visto trabajar en el pasado.
-
Pensad
en lo que cada uno sabéis hacer mejor, o en lo que siempre habéis querido hacer
porque os gusta y sois buenos en ello, pero nunca os habéis decidido a dar el
paso. Buscad la forma de hacer de vuestro sueño un negocio, vuestro propio
negocio. Quién sabe, quizá siempre os ha gustado hacer churros, o hacer
ganchillo y vender vuestras obras por la red, o dedicaos a la jardinería y
tener vuestro vivero, o quizá vender gatitos, o escribir, o tantos y tantos
sueños que todos tenemos. Seguro que cada uno tenéis el vuestro, y seguro que
cada sueño puede convertirse en una oportunidad de negocio. Analizadlo.
Yo no tengo la solución, solo quería hablar de lo que pienso.
Ni siquiera sé si estoy equivocada, es solo mi humilde opinión. Esto lo tenemos
que solucionar entre todos, porque ningún político está preparado en este
momento para solucionarlo, ni unos ni otros. Nos dirán que hay avances, pero
serán tan débiles que no los percibiremos. Y desde luego no podemos esperar a
que el tiempo (¿cuánto tiempo?) lo solucione. Los jóvenes necesitan una vida
que les permita realizarse como personas, igual que lo hemos hecho antes los
demás. No pueden esperar a llegar a los 45 años sin experiencia. Y los mayores
de 45 años tienen que seguir viviendo, no se pueden condenar a la muerte
profesional que les llevará inevitablemente al hundimiento de sus vidas y de
sus familias.
No sé si al final he expresado lo que quería transmitir, creo
que sí. Si no es así agradezco todas las críticas.
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