Ahora que han terminado por fin estas fiestas, como cada año
me he encontrado con la misma historia de siempre, y me fastidia mucho por
varios motivos:
1º. Porque yo no soy así ni pienso así, y me fastidia que me
hagan comulgar con ruedas de molino cuando yo no decido el menú.
2º Porque soy, o creo que soy, una persona respetuosa con
todo el mundo, con una mente abierta, y que siempre intenta más entender que
imponer.
3º Porque cuando se trata de los placeres culinarios, o de
los placeres en la mesa, tengo claro lo que me gusta y desde luego que me
saquen a relucir la política, las fronteras, y toda la historia de siempre,
pues como que no. Para terminar con una copa de algo que ni quiero ni me gusta.
¡Qué solo son dos días y una ya tiene una edad para elegir lo que quiere, y que
no se lo elijan con esos argumentos!
Y esto viene porque no hay nada peor que levantarse el día de
Navidad o el primer día del año con la cabeza como una pajarera, con el
estómago bailando arriba y abajo, y pensando que otra vez me van a poner una
copa de cava en la mano.
¡Qué a ti te gusta, venga toma todo el que quieras, que lo
hemos comprado por ti, nosotros no tomamos!
Pues entonces no brindemos, o lo hacemos con sidra de toda la
vida, la de la gaita. Ala.
Y sí, claro que me gusta, ¡pero qué sea bebible, por favor!. Me
gusta el cava, pero también sé lo que me gusta. Y seguro que no es el mejor, ni
el más caro, ni el más chic. Solo quiero tomar una copa de cava, o dos, y
disfrutar haciéndolo; y qué importa de dónde es, si me gusta y disfruto.
Todos somos buenos en algo, aunque nadie somos buenos en
todo. Y elegir aquello en lo que cada uno destaca, me parece de sabios y de
personas que saben disfrutar de la vida, y de una buena mesa. Sin embargo,
empeñarse en que se va a comer y se va a beber lo de aquí y solo lo de aquí
(que si no hacemos patria nosotros no nos la hace nadie) me parece que es
perder mucho y desaprovechar dos días. ¡Qué solo son dos días, hostia! Qué todo
no es excelente aquí, como todo no es excelente en otro sitio.
¡¡¡Y qué coño!!!, el cava catalán, y el champán francés, el
resto son mariconadas.
Igual que:
_ El vino blanco, un albariño
_ El vino tinto, un Rioja, aunque en este punto hay buenos
caldos en otros lugares, no desmerecen nada un Ribera de Duero o un Somontano.
_ Naranjas, las de Valencia
_ El turrón, de Jijona
_ El mazapán, de Toledo, o de Soto en La Rioja
_ La ensaimada mallorquina
_ Los espárragos, de Navarra
_ El queso manchego, o de Asturias (rico cabrales), o
navarro, y qué decir del de Cáceres (mmmm rica torta del Casar)
_ El chuletón del País Vasco, y la merluza también, como el
atún.
_ La chuleta, de Ávila
_ El ternasco, de Aragón
_ El cochinillo, de Segovia
_ La gamba, de Huelva
_ El centollo y el percebe, gallegos
_ Los ibéricos, de Extremadura, o de Salamanca
_ Y el plátano, de Canarias
Pues eso, ¿tan difícil es? ¡Qué solo son dos días! Vamos a
darle placer al paladar
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